11.17.2014

LOS CAMBIOS QUE NECESITA LA PESCA DEPORTIVA CUBANA
El siguiente texto fue redactado en el año 2005, en un momento en que la Federación Cubana de Pesca Deportiva se preparaba para afrontar un período de reajuste en su directiva nacional, tras dos años de errático funcionamiento, al cabo de los cuales la Dirección de Asociaciones del Ministerio de Justicia inhabilitó al ejecutivo hasta entonces en funciones por incumplimiento de obligaciones reglamentarias y llamó a una renovación. Consultado en diversas ocasiones durante este proceso, por nuevos integrantes de la dirección de la asociación, tuvo el autor la idea de redactar un documento programático, cuya  discusión permitiera examinar elementos para el rediseño de la práctica social de la pesca deportivo recreativa en Cuba, centrando las proyecciones de la FCPD en un impacto más intenso en la recreación social, el reforzamiento de la ética deportiva, una mayor especialización técnica y un compromiso sustancial con la protección del medio natural que sirve de base al disfrute de la pesca. La  pesca recreativa cubana sigue requiriendo cambios; probablemente no los mismos ni tan pausados como se creyó, pues hoy mismo habría que adicionar a la dinámica de su desempeño lo que va a demandar un aprovechamiento más significativo de sus modalidades en la oferta turística, lo que inserta necesariamente en la ecuación a los nacionales, en tanto potenciales clientes y prestadores de servicios.
Pasada cerca de una década, el Encuentro Nacional de Pesca Deportiva Cubana evocado en este escrito no ha sido siquiera proyectado, a pesar de que la iniciativa del Parque Nacional Ciénaga de Zapata de incluir talleres de debate anexos a los certámenes Zapatafly, entre 2006 y 2010, demostró la abundancia de temas y motivaciones para un diálogo en torno a la pesca recreativa cubana. Incluso trabajos aislados se han llevado a algunos escenarios científico-técnicos, como los eventos Pesca 2007, Humedales 2009, el XX Simposio de Cultura de La Habana (2012) y, fuera del país, en el Fourth International Bonefish & Tarpon Symposium, en Florida, Estados Unidos de América (2011). Pensamiento, expresión. Acción.
La pesca deportiva cubana necesita cambios. Tal vez no sean urgentes y sin duda no deben llevarse a cabo con premura, pero es sabio reconocer que está pidiendo un examen crítico y un nuevo punto de partida.
Quienes practican y aman esta forma de recreación estarán de acuerdo en que es necesario abrirse a una nueva mentalidad y lograr que la pesca que ejercemos por afición alcance niveles de reconocimiento social equivalentes a los de otras manifestaciones deportivas y que sean asimismo representativos del estatus cultural de nuestra nación.
La pesca deportivo-recreativa, cuya definición en el terreno legal está recogida en el Decreto-Ley 164, Reglamento de Pesca, forma parte de las antiguas tradiciones del país y merece por ello que se aliente su estudio, conservación y desarrollo, al igual que otros entretenimientos, juegos, fiestas, costumbres culinarias, etc., incluso de origen foráneo, que constituyen modos de expresión de la idiosincrasia nacional.
Con una membresía como la de esta Federación Cubana de Pesca Deportiva, amplia en lo numérico y diversas en su conformación cultural, es obvio esperar que contemos con una rica cantera de cuadros inteligentes, de probidad y de experiencia en las disciplinas del sedal y los anzuelos. Para que esos candidatos en potencia sean los próximos directivos, sería necesario primero contar con un proceso orgánico similar al que la democracia de nuestras estructuras de gobierno y organizaciones políticas y de masas nos enseña. Deseable sería que para dirigir una filial municipal de la FCPD nos pidan una pertenencia de al menos dos o tres años en la asociación, y un poco más para integrar la filial provincial, y todavía algo más para dirigir un ejecutivo nacional, al cual no se debería permitir acceso a ningún aspirante que no hubiera dirigido antes, con efectividad, méritos y creatividad, en municipios y provincias.
El día que contemos con el equipo dirigente que se requiere, tal vez la primera decisión tendrá que ser la de crear un banco de problemas a semejanza de lo que hacen nuestros inteligentes innovadores y racionalizadores en cada centro de labor. Habrá que colocar sobre la mesa de trabajo hasta el último de los documentos que regulan la práctica de esta modalidad deportiva en Cuba y examinarlos, tal vez con la ayuda de especialistas, tales como abogados, biólogos y otros, pero siempre con la óptica del aficionado a la pesca.
Será ese el momento de respondernos si están expresados todos los deberes y derechos posibles, si hay problemas cuya solución prevista en documentos evitaría muchos malentendidos, si hay vías para potenciar avances. Puede ser que a algunos les baste en privado con pagar una cuota de afiliación, disponer de un local de reuniones y asistir de vez en cuando a una competencia o pesquería recreativa. Pero con esta conformidad se pierde mucho de lo que realmente puede aportar a la sociedad una asociación de pescadores deportivos.
En primer lugar, nos estamos refiriendo a una membresía del orden de las 100 000 personas, con posibilidades de multiplicar esa cifra, que accede por su propio interés a los beneficios de una actividad en contacto con la naturaleza. ¿Qué valor posee ello en términos de sano aprovechamiento del tiempo libre, de salud, de incremento de la sociabilidad, de educación ambiental?
Sabemos que muchas personas inteligentes consideran hoy al pescador deportivo cubano, un depredador que busca alimento o dinero, las más de las veces con artes de captura masiva. Solo conociendo de cerca, con mirada justa y enfoque objetivo, se puede juzgar. Lograr que esos mismos hombres a quienes así se critica lleguen mañana a pescar solo con métodos deportivos, a liberar un pez para que viva, depende de una política inteligente, ordenada y respetuosa.
No es obligando a nadie a afiliarse que una asociación gana prestigio y liderazgo. Cumpla el propietario de una embarcación todos los requisitos que exige la ley en su materia, pero sea miembro de la Federación Cubana de Pesca Deportiva si lo desea y si sus fines son pescar por deporte. Exija la autoridad el requisito que corresponda al abordar una embarcación e ir al mar de pesca, pero que el carné de la FCPD sea sólo la expresión de una voluntad, una pertenencia social, no una obligación administrativa.
Tampoco piense nadie que discutiendo sin serenidad ni consideración los problemas, a veces molestos problemas, que existen, es que se llega al entendimiento. Respeto, antes, y meditar las cuestiones, buscar la solución en las bases jurídicas y en el diálogo cuidadoso, apelando a las instituciones y al razonamiento.
Necesita la Federación gozar de criterio propio en el específico terreno que le corresponde, de manera que es necesario clarificar sus “Normas de relación” con la correspondiente entidad gubernamental. Si pretendemos que sea una “organización no gubernamental, con derecho a funcionar con sus recursos, pidamos con franqueza un voto de confianza para trabajar de manera coordinada con el Partido, el Gobierno y el INDER, en el desarrollo de la pesca deportiva cubana.
Cumplido un cuarto de siglo de existencia, la Federación Cubana de Pesca Deportiva está urgida de una valoración responsable de sus contenidos. Además de agrupar a los pescadores, de darles un reglamento y estatutos que pocos han leído, de cobrar una cuota simbólica y convocar algunas competencias, hay unos cuantos temas en los cuales pueden pensar sus futuros cuadros.
Pensar, por ejemplo, que cada pescador, con un correcto avío de sedal y anzuelo, provoca un impacto sobre el medio natural cuya intensidad y significación deben ser estudiados y evaluados.
Reconocer que es poco conocida la historia y las características del deporte de la pesca en Cuba y sin ello es imposible no ya dirigirlo, sino siquiera programar sus eventos. Y ni hablar de divulgación, que solo existe para contados certámenes y cuando algunos periodistas muy interesados los cubren por propia iniciativa. Sin divulgación, la significación social de la pesca deportiva queda reducida al espacio de las relaciones interpersonales y los informes internos.
Los pescadores deportivos pueden ser ―y lo han sido― auxiliares de la nación en la vigilancia de las costas, en la contención de la droga. Y deben serlo también en la vigilancia ambiental, como la base de pesca de Jaimanitas, que el año pasado denunció a la prensa un vertido de petróleo en su río.
Y pueden ayudar en las investigaciones de la ictiología cubana, la ciencia que estudia los peces, aportando datos y colectando especímenes interesantes. Los registros de récords, desde nivel municipal a la nación, tienen un valor estadístico apreciable y deben ser rescatados.
De una manera espontánea, en algunas zonas del país se extiende el uso de avíos de vara y carrete. Estas técnicas permiten lidiar el pez de una manera más deportiva y elegante, dándole más oportunidades al animal y demostrando mayor maestría. Sería un paso de avance, sin embargo, que la Federación trabajara por extender la técnica del spinning, el trolling en la pesca de altura, incluso el fly casting, en cuya difusión entre deportistas nacionales hicieran unos intentos consecuentes en el Parque Nacional Ciénaga de Zapata, interrumpidos recientemente por una prohibición incomprensible.
¿A dónde queremos llegar? A que el cubano pesque por disfrute y se beneficie del descanso y la descarga de tensiones que provee la pesca.
Queremos llegar a que el pescador sea el ciudadano más interesado en no sacar del agua un pez cuya abundancia peligre; en no llevar a la mesa una especie potencialmente tóxica; en que no se contaminen las aguas.
Queremos llegar a que la pesca sea un medio más de educación de las personas en sus relaciones sociales y con la naturaleza.
Es por este conjunto de motivaciones que la Federación Cubana de Pesca Deportiva necesita directivos formados en sus propias filas.

Comprendidos estos razonamientos, podríamos consultarnos si la gran utilidad de este Ejecutivo Nacional no estaría en constituirse en una Comisión que, además de atender en el período las cuestiones más inmediatas de funcionamiento, organice en el término de un año a partir de esta fecha un Encuentro Nacional de Pesca Deportiva Cubana, con representación de cada municipio y provincia del país, para debatir en la ocasión y con el temario que acordemos las nuevas normas y proyectos a partir de los cuales construir el futuro de esta modalidad deportivo-recreativa. Ismael León Almeida, 2005.

Posibles temas para un Encuentro Nacional de Pesca Deportiva Cubana
I. Ciencia y técnica para pescar por deporte.
II. Connotaciones sociales de la pesca deportivo recreativa:
  • La pesca en grupo como factor de sociabilidad.
  • Contribución a la salud de las diversas modalidades de pesca.
  • Valores de la pesca como actividad de tiempo libre.
  • La pesca deportiva como herramienta de Educación Ambiental.
III. Entorno jurídico de la pesca deportiva.
IV. Deportividad en la pesca.
V. Historia y tradición en la pesca deportiva cubana.
VI. Pesca recreativa en medios de información y en la expresión artística y literaria.
VII. Las opciones de pesca en el turismo cubano.

VIII. Componentes de mercado en la pesca deportivo-recreativa.

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